Tributo A Pedro Infante

viernes, 9 de enero de 2015

El Precio De La Fama De Pedro Infante

Pedro Infante y su madre


El cantante Pedro Infante concedió al diario mexicano El Siglo de Torreón una entrevista que fue publicada el 25 de octubre de 1953 por intermedio del periodista José Natividad Rosales, en la cual expresó el alto precio que él pagaba por tener fama y éxito.

En dicha época, el actor y cantante realizó diferentes visitas a todos los rincones de la República Mexicana, avalado por las Caravanas Corona, que llevaban a los artistas más importantes del ámbito del espectáculo.

El "Ídolo de México" dijo: "Me he convencido de que la vida no es como uno la quisiera vivir. Yo podría ser y soy, para muchas gentes, gente mimada de la fortuna; piensan que con sólo quererlo, puedo tener todo lo que ambicione. Y nada más lejano de la verdad, soy un esclavo de Pedro Infante".

Infante afirmó saber que muchas mujeres lo asediaban por interés y también que muchos de los que se hacían llamar amigos, en realidad no lo eran: "Si quiero tener una novia -hablo en sentido figurado- todas piensan que quiero casarme con ellas y tratan de comprometerme de la peor manera y lo más rápido posible; si quiero tener un amigo, tengo que andar con mucho cuidado, porque la vida me ha dado muchas experiencias y ahora sí puedo distinguir entre los que son mis amigos y los que solamente quieren divertirse conmigo y sacarme dinero".

Para Pedro era todo un anhelo poder llevar una vida común y corriente: "Tengo que trabajar como burro para seguir manteniendo el sitio que me he ganado tan trabajosamente. Vuelo de un lado para otro. Apenas duermo unas horas y mal como. Y eso no es vivir, se los aseguro. Yo quisiera ser, como muchas gentes, gentes comunes y corrientes, sin mayores preocupaciones y sin tanto 'trebejo' y no trabajo. 'Trebejo' es eso que todo lo estorba y todo lo complica".

También habló sobre lo difícil que era lidiar con sus seguidores, pues algunos incluso, llegaron a agredirlo físicamente: "Si todo fuera firmar autógrafos y repartir abrazos y sonrisas, estaría bien. Pero no una, sino cien veces, han tratado de herirme, por envidia o yo no sé por qué diablos. Otras casi me desnudan. Yo tengo que resignarme a que, en cuanto alguien pide algo, darlo con la mayor sencillez, pues si me resisto, veinte gentes se me echan encima y me ahorcan casi. Muchas quieren recuerdos personales míos y me esculcan las bolsas y se llevan todo lo que hay en ellas".

Una de las cosas que más alegraba el corazón del artista era consentir a su madre, la señora Refugio Cruz Aranda: "He aprendido a gozar de la vida lo poco que me concede y, todavía en este estado de cosas, tengo satisfacciones que no las cambio por nada. La mejor de ellas es la de poder proporcionar a mamita, a la que amo tanto, todas esas pequeñas cosas que en su vejez le consuelan y que le hacen ver que tiene un hijo que luchará por ella hasta el último día de su vida".

En el momento de la entrevista, Infante contaba con 30 años de edad. Gran parte de su fortuna era gastada en realizar obras de caridad, de las cuales él nunca quiso hacer publicidad. Las guayaberas que solía vestir eran confeccionadas por su madre.

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